Árabes e Israelitas: Acuerdo temporal y desacuerdo permanente
La Hora. junio 17, 2023
Por: Jorge Maldonado Robles | RS 71
¿Es posible lograr la paz entre Israel y los países árabes? La autorización que el gobierno del Sultanato de Omán otorgó para que los aviones de la línea aérea israelí El Al, puedan sobrevolar su territorio puede ser considerado como un primer paso. No obstante, existen aún muchos desafíos que superar, entre ellos, un contexto internacional adverso.
Hace pocas semanas, el diario israelí en inglés The Jerusalem Post, publicó una información que señalaba que el gobierno del Sultanato de Omán había dado su autorización para que los aviones de la línea aérea israelí El Al puedan sobrevolar su territorio. Cabe señalar que ese país no tiene relaciones diplomáticas con Israel. Esta autorización de sobrevuelo, ¿puede ser un primer paso hacia el establecimiento de relaciones entre los dos países? Actualmente Israel tiene relaciones diplomáticas solamente con Egipto, Jordania y los Emiratos Árabes Unidos.
A la luz de los recientes acontecimientos ocurridos en el Medio Oriente y especialmente a los últimos graves incidentes entre palestinos e israelíes, los que siempre dejan su secuela de muertes, destrucción de infraestructuras y un continuo estado de odio entre ambos pueblos, cabe preguntarse si las tratativas de Israel de llegar a acuerdos de paz con el mundo árabe puedan tener, en el mediano plazo, posibilidades de éxito.
Se dice que mientras el Reino de Arabia Saudita no dé el paso hacia un acuerdo de paz con Israel, los demás no lo harán. Sin embargo, los Emiratos Árabes Unidos dieron el paso hace poco tiempo y el gesto del Sultanato de Omán, vecino de Arabia Saudita, resulta significativo. Por otro lado, países que eran de peso en el mundo árabe como Siria e Iraq, actualmente sufren los estragos de guerras prolongadas y, en el caso sirio, de un añadido fenómeno natural que devastó una parte del país.
Pero Arabia Saudita tiene un adversario no árabe que se halla dentro de la región medio oriental y que ha ido ganando influencia dentro de ella, especialmente como patrocinador de grupos radicales palestinos, enemigos jurados de Israel. Este país es Irán, poseedor de grandes reservas de petróleo y de una dictadura teocrática que ha sobrevivido por más de 40 años, a guerras prolongadas, a sanciones internacionales perjudiciales para su economía y a una actual situación interna complicada y que deviene de la aplicación a rajatabla de su versión del Islam, que interviene directamente en la vida de sus ciudadanos y que ha ocasionado violaciones de los derechos humanos que han sido condenadas por la comunidad internacional en varias ocasiones.
Se conoce que Irán patrocina a grupos radicales palestinos como una facción del grupo Hamas, que opera en la Franja de Gaza, o de Hizbullah, cuyas operaciones se desarrollan desde el sur del Líbano, con incidencia directa en el norte de Israel.
El actual gobierno israelí, de línea conservadora, no solamente debe enfrentar estas amenazas, sino también seguir llevando adelante su programa de ampliación de la construcción de asentamientos poblacionales en territorios que la Autoridad Palestina reclama como suyos, mayormente situados en la ribera oeste del Río Jordán.
Países con influencia en Israel, como Estados Unidos, ha tratado de que el gobierno retrase, por lo menos, el cronograma de estos planes, sin mucho éxito. La filosofía detrás de estas acciones no sólo obedece al llamado ancestral de poblar todo el territorio, sino de que, a través de la política de hechos consumados, forzar a que la debilitada Autoridad Palestina se avenga a aceptar esos hechos y a finalmente reconocer la existencia de Israel, a renunciar a la violencia como medio para obtener sus fines y a finalmente a negociar con el Estado judío las definitivas fronteras para convivir en paz.
Irán busca, a través de sus patrocinados, prolongar el actual estado de cosas. Percibe que Arabia Saudita, anterior patrocinador de los grupos radicales, se inclina por la paz con Israel, a la que le seguirían los demás, especialmente los árabes petroleros y los países dependientes económicamente del Reino saudita. De esa manera, Irán podría conservar su influencia en la región.
Arabia Saudita no sólo tiene a Irán como un adversario político, sino también religioso, por lo que deberá moverse con cautela para lograr mantener su actual influencia, mayormente financiera, en el mundo árabe. Su nueva generación de líderes, a diferencia de la anterior, tendría cierta urgencia de consolidar posiciones en la región, habida cuenta de la censura internacional por igualmente tener un récord muy pobre en lo que se refiere a derechos humanos. Hay que recordar el asesinato del periodista saudí que se afirma ocurrió dentro del Consulado saudí en una ciudad de Turquía.
Por su parte, Israel sigue manteniendo la política de retaliación inmediata por los ataques de los grupos radicales, lo que ocasiona también alarma y censura internacional. Este estado de cosas debe, de alguna manera, cambiar en favor de una vuelta a la mesa de negociaciones, para dentro de nuevos formatos que traigan una innovación en la forma de tratar globalmente el problema palestino-israelí, puedan llevar, también en el mediano plazo, a encontrar fórmulas de solución nuevas para el problema.
Evidentemente, y en la medida en que otros actores como Rusia, aliado de Siria o China, simpatizante de la causa palestina, también hagan su parte para que estas ideas nuevas prosperen, hoy por hoy esto no está cerca de concretarse, debido a las circunstancias actuales del escenario internacional en el que todas las potencias se hallan involucradas.
Entonces, tendremos que continuar siendo testigos de brotes de violencia producto de los desacuerdos permanentes que empañan la problemática israelí-palestina, que corren el riesgo de prolongarse y de que, los acuerdos logrados con tanto esfuerzo, en un momento dado dejen de ser permanentes. El mundo actual no puede darse el lujo de retroceder décadas de trabajo diplomático y volver a potenciales escenarios bélicos. Sería no solamente catastrófico para la humanidad, sino una traición al sacrificio de quienes dieron su vida para conseguir la paz en la región.
Se debe continuar con el trabajo para que, dentro de los esquemas multilaterales existentes, la comunidad internacional consiga destrabar el estado de situación actual en esa región, logre una nueva convocatoria a negociaciones y devuelva la esperanza de que por medios civilizados es posible obtener resultados positivos. El Ecuador, actualmente miembro no permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, puede contribuir de forma positiva para ello, y nuestra Cancillería puede dar su aporte a tal fin
https://www.lahora.com.ec/esmeraldas/arabes-e-israelitas-acuerdo-temporal-y-desacuerdo-permanente/