Sin solidaridad no hay solución
José Ayala Lasso
Sábado 11 de abril 2020
Kissinger, en un artículo publicado en el Wall Street Journal, recuerda que, en la Edad Media, las ciudades se protegían de sus enemigos construyendo grandes murallas, y dice que “la pandemia ha provocado un anacronismo: el renacimiento de la ciudad amurallada cuando la prosperidad depende del comercio mundial y del movimiento de las personas”. Sus palabras no buscan criticar el aislamiento social, indispensable ahora para evitar el contagio, sino subrayar que “ningún país, ni siquiera los Estados Unidos de América, puede solucionar la crisis con un esfuerzo puramente nacional”. La pandemia que nos afecta, sin precedentes en la historia, no es de carácter local, nacional o regional, supera toda geografía física y toda geografía política y exige un trabajo solidario para combatirla. Con este criterio han coincidido más de cien ex jefes de estado y el Secretario General de la ONU, en sendos mensajes dirigidos, sobre todo a los más poderosos, exigiendo una acción generosa y urgente para eliminar al virus y afrontar los críticos problemas consecuentes de la economía. Se equivocan quienes levantan banderas regionales para criticar el manejo de una crisis tan imprevista como compleja, o para pretender demostrar presuntas matemáticas injusticias en el uso de los recursos económicos nacionales. La mirada regional a la crisis no tiene ni pies ni, menos aún, cabeza. Angela Merkel reconoció que el sistema federal alemán había conspirado contra una reacción oportuna y eficaz. Si un solo ecuatoriano, de cualquier región de la patria, está herido por el virus, todos estamos igualmente heridos y a todos nos corresponde trabajar para atenderlo. La subsistencia del virus, fortalecido por su adaptación al medio, podría convertirse en una segunda pandemia, más letal que la primera. Los escasos recursos que tenemos deben servir para atender a los más afectados. El carácter global de la pandemia exige una reacción concertada en el campo internacional como en el interno. Es necesario tener conciencia de que todas las regiones de un país se salvan o se pierden juntas. Es indispensable dejar atrás los prejuicios y celos y contribuir para el beneficio de la comunidad. El altruismo demostrado por los trabajadores de la salud, la Policía y las Fuerzas Armadas es ejemplar, como lo es también la generosidad de muchas personas y empresas privadas. Es acertado y alentador el mensaje dirigido por la Reina Isabel al pueblo inglés: “Esta vez nos unimos con todas las naciones del mundo en un esfuerzo común…juntos estamos enfrentando esta enfermedad, y quiero asegurarles que, si permanecemos unidos y decididos, la superaremos”. Mientras tanto, Trump, con su conocida prepotencia, acusa a la O.M.S. de haber reaccionado tardíamente y amenaza suspender el pago de todas sus contribuciones.
Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: https://www.elcomercio.com/opinion/opinion-jose-ayala-lasso-solidaridad.html.