MENSAJE DEL EMBAJADOR FERNANDO CÓRDOVA BOSSANO POR EL FALLECIMIENTO DEL EMBAJADOR LEONARDO CARRIÓN EGUIGUREN
Miércoles, 4 de septiembre de 2024
Hace dos días, el lunes 2 de septiembre, falleció mi querido y admirado amigo, Leonardo Carrión Eguiguren, a los cuatro meses de haber cumplido y festejado sus 75 años de edad. Y ayer estuve en Monteolivo para acompañar a su esposa, Amparo, y a su hijo, Alejandro, en el concurrido velorio y en sus honras fúnebres.
Leonardo, como ser humano, fue excepcional en sí mismo. Por su identificación con los principios y valores que más que proclamarlos, los ejerció, por sus profundas convicciones y también sus emociones, por su capacidad de dialogar y de comprender, de asimilar el problema y brindar la acertada y oportuna solución. E, incluso, por ser un elevado polemista que manejaba la lógica, el argumento certero y no pocas veces una emoción que parecía encender a la contraparte o al propio auditorio. Bien se ha expresado que un hombre sin pasiones es como un candil apagado: no produce humo, pero tampoco alumbra.
Leonardo fue un diplomático de larga trayectoria que sirvió al Ecuador, a sus derechos, intereses y dignidad con vigor, fundamento y determinación dentro del país en el Ministerio de Relaciones Exteriores y fuera de él en varias misiones diplomáticas que incluyeron Estados Unidos, Perú, Chile, Uruguay, Bolivia y Japón, en las tres últimas ya como Embajador, jefe de Misión. Con Leonardo coincidí en 1980 en nuestra Embajada en el Perú, él como Consejero y yo como Ministro.
Leonardo fue, al mismo tiempo, un símbolo y una realidad vivientes de inmensa cultura humanística que lo convirtió en un pensador profundo y de amplia cosmovisión. Y con una memoria realmente prodigiosa. No en vano siempre un gran talento está acompañado de una gran memoria y las dos cualidades confluyen, actúan juntas y se potencializan con fecundidad y con la energía de un caudaloso río.
Y en medio de todo lo anterior, y de su amada Familia, Leonardo fue un amigo que hizo de la amistad un fin y no un medio, una respuesta y no una circunstancia y, más que un motivo, una Causa. Pienso que la amistad es la identidad de lealtades recíprocas, sentidas con amor y vividas con plenitud de convicción. Bueno, Leonardo y yo fuimos amigos y por muchas décadas. Y honramos a dicha amistad, imperecedera, hasta su súbito fallecimiento 48 horas ha.
Pues bien. Finalizo este mensaje con la reflexión de la escritora y pensadora brasileña Eliane Brum: “La tragedia consiste en que nuestro mundo se muere impávidamente ante nosotros e, inclusive, sorpresivamente antes que nosotros, a tal punto que una versión de nosotros mismos muere siempre que muere alguien que amamos y que nos ama, porque esa persona se lleva su apreciación de nosotros, que es única e irrepetible, y nosotros, a su vez, perdemos la suya para siempre.”
Fernando Córdova Bossano